




En las primeras semanas a mi llegada a Lima, me enteré de la existencia de una de las colecciones de automóviles clásicos más importantes de Latinoamérica, La colección Nicolini. Mi guía recomendaba la visita aunque por mucho la página de internet no alentaba mis expectativas http://www.museodelautomovilnicolini.com/home.htm.
Seguí apreciando por un tiempo estas grandes obras de ingenieria y entre Lincoln´s Cadillac´s, Oldsmobile´s, Packard´s, Ford T´s y A´s, llegué finalmente a lo que me pareció un Chrysler Airflow 34, aquel que resultó ser un fracaso después de años de investigación en aeronáuitica y que para su época fué un revolucionario adelantamiento no muy bien recibido.
Continué con un Rolls Royce Phantom II convertible de los 30´s, un Pierce Arrow 1603 del año 36 y finalmente con el auto insignia del complejo, un Auburn Speedster 851 SC del 35, considerado el último gran deportivo de los 30`s 
El museo cuenta con 2 automóviles únicos en el mundo; un Wanderer 1915 Sport Tandem que tiene la particularidad de acomodar a sus dos ocupantes en fila (al igual que en una motocicleta) y un Studz BB del 28 diseñado en Francia y fabricado por carroceros de la reina de Inglaterra. 
Para entonces ya no podía recordar que automóvil me había impresionado más y es que contar con una colección de piezas tan valiosas como ésta es inimaginable y aún más increíble es pensar que el 95% de ellos fueron hallados y restaurados en el Perú.
Al fin terminaba de recorrer el museo y el guía me invitaba a conocer el taller de restauración donde más modelos increíbles esperaban su turno para brillar como antes. Los artesanos que trabajan en la reconstrucción de estos hitos son de verdad maestros del martillo y la soldadura y sus barbas blancas demuestran el amor y devoción que han entregado a este arte.
Fué así como emocionado y nostálgico me despedí del dueño de esta extraordinaria e imperdible colección, Don Jorge Nicolini, que humilde y amable nos abre las puertas de su museo, El más importante de América Latina.